¡¡MAMÁ, QUIERO SER ENFERMERA!!

Hoy os quiero contar como decidí ser enfermera... Desde muy pequeña ya me gustaba jugar a "los médicos" y no seáis mal pensados, mi hermana y yo teníamos un maletín lleno de juguetes de plástico que emulaban diversos instrumentos de quirófano, fonendoscopios, otoscopios, frascos de medicamentos, jeringas, termómetros... un sin fin de objetos que me llamaban mucho la atención.

Aplicando la fuerza de hermana mayor siempre acababa siendo yo la enfermera y mi hermana la paciente. Recuerdo como exploraba el tórax pidiéndole que tosiera, como le pinchaba con aquellas jeringas y le hacía vendajes sin tener la mínima idea de para que servían.

A diferencia de muchos niños cuando iba al médico disfrutaba, llamadme masoquista lo tenéis permitido. Recuerdo que con pocos años cuando entraba en la sala de extracciones miraba a los otros niños que berreaban como si les fueran a quitar la vida y me preguntaba ¿Qué les pasa? Si sólo es un pinchazo. Cuando tocaba mi turno para "pincharme" las enfermeras me miraban desconfiadas al ver mi parsimonia... Pero yo no lloraba, me sentaba encima de mi madre ponía mi brazo extendido sobre la mesa y me quedaba embobada observando todo el proceso. Recuerdo que por aquellos entonces te ponían unas tiritas muy molonas con dibujos animados y te pintaban un circulo alrededor del punto de punción mientras te contaban una historia para que no te dieras cuenta de que era lo que realmente iba a suceder ¡¡¡dónde quedaron esos tiempos!!!

Otro hito que marco mi infancia fueron los bolígrafos de propaganda de los laboratorios. Me encantaban, los veía y generaban en mí la misma reacción que cuando Homer ve una rosquilla. ¡¡Tan coloridos, tan bonitos, tan magníficos!! ¡Los quería absolutamente todos para mi! 

Después deje de ser niña y pasé de jugar a los médicos a especializarme en memorizar los medicamentos que estaban por casa y sus usos, era algo que por aquel entonces me gustaba hacer. Memorizaba compuestos, nombre comercial y genérico, para que estaban prescritos y de que forma se usaban. Me empezaron a interesar bastante las curas que se realizaban en mi familia, me he criado en una familia de cristaleros por lo que era el pan de cada día. En el instituto me gustaba estudiar el cuerpo humano, sus órganos y funciones, las bacterias, los virus, el ADN,...

Fue allá por 4º de la ESO cuando en el primer día de clase de Biología nos preguntaron que nos gustaría estudiar, porqué habíamos elegido la rama de Ciencias Naturales. Recuerdo como mis compañeros uno a uno respondían: Bióloga Marina en Australia (esta acabó siendo enfermera como yo), astrónomo, arqueóloga, científica de la NASA... jajaja ¡POBRES ILUSOS! Hasta que llegó mi turno. Siempre he sido muy introvertida, más en los primeros días de clase cuando todos eramos desconocidos, pero aquél día fue diferente, fue la primera vez que sentí que aquello iba en serio. Me levanté del sitio, salí a la pizarra como todos mis demás compañeros habían hecho y dije firmemente ENFERMERA. La profesora se giró, me miró y me sonrió. Volví a ocupar mi pupitre y miré como los demás seguían contestando. Una inmensa felicidad me llenaba por dentro. Aquél día fue, el día que decidí convertirme en enfermera.

Y vosotros ¿Cómo decidisteis ser enfermer@s? ¿Os llamaba la atención desde pequeños los juguetes relacionados con la enfermería? ¿O habeis descubierto dicha vocación por mera casualidad? Espero vuestros comentarios.